En la franja de 6 a 10 meses, los más pequeños comienzan a notar los primeros síntomas de la erupción dental con la aparición de los incisivos centrales inferiores y se prolonga hasta los 25-33 meses de edad, siempre condicionado por el ritmo de desarrollo de cada niño.
A pesar de esto, si a los 13 meses no ha aparecido ningún diente es recomendable consultar al especialista.
En los días previos a la erupción de los dientes es posible que se produzca una gingivitis marginal inespecífica, que provoca su inflamación y enrojecimiento con una línea blanquecina en la que se va a producir la perforación.
En el caso de aparecer el primer diente, es recomendable cepillarlo dos veces al día especialmente antes del sueño. Para aliviar los síntomas de esa erupción, se puede aplicar un gel bálsamo masajeando suavemente las encías con la yema del dedo limpio. Esto se debe acompañar de una intensificación de la higiene bucodental después de la lactancia nocturna a fin de evitar la aparición de caries.
Y recuerda, si el dolor es muy intenso y ningún método calma al bebé, consulta a tu especialista para que te recomiende el mejor tratamiento.