Los dientes son una de las partes más importantes de nuestra salud y nuestro bienestar, ya que cualquier fractura, infección o molestia puede alterar nuestro organismo.

Existen diferentes causas por las que un diente puede llegar a quebrarse, entre ellas están los masticados inesperados de objetos duros e inflexibles como puede ser un hueso o una semilla. Los dientes con caries son mucho más propensos a sufrir este tipo de roturas, ya que se encuentran más debilitados porque no tienen la misma cantidad de esmalte que les proteja.

La edad del paciente también es un factor importante, ya que el tiempo hace que los tejidos por los que está compuesto el diente pierdan elasticidad. Eso puede provocar la fractura de la pieza a la hora de morder un alimento muy duro pero no es decisivo ni imprescindible para que se den este tipo de lesiones.

El bruxismo es otro de los motivos por los que se da esta lesión. Cuando esto ocurre, el paciente inconscientemente muerde y aprieta los dientes con mayor fuerza que la aplicada durante la mordida normal, provocando un desgaste anormal de los dientes y su posible fractura.

Tomar abundante leche o lavarse los dientes correctamente después de cada comida no es suficiente, sino que debemos asistir periódicamente al odontólogo para hacer las revisiones correspondientes. Solo un especialista reconoce cuando una pieza dental se está descalcificando.